Campañas en Madagascar 2012-2013

INFORME SOBRE MISION MEDICO-HUMANITARIA EN MADAGASCAR

Antecedentes

En 2005 un grupo de médicos compuesto por 1 cirujano general, 1 traumatólogo, 2 ginecólogos, y 2 anestesistas se trasladaron a la Misión de Ambatoabo, propiedad de las Hijas de la Caridad, situada en Farafangana, al SE de Madagascar, para iniciar un proyecto de atención médico-quirúrgica. 

Madagascar es un país extremadamente pobre, ocupando el puesto 150 (de un total de 166) en el último informe del PNUD, el organismo de la ONU que mide el índice del desarrollo humano. Un tercio de su población sufre malnutrición; el 83 % de sus habitantes se ven obligados a sobrevivir con menos de 2 dólares al día; sólo tiene 9 médicos por 100.000 habitantes y la esperanza de vida es de apenas 53 años. La pobreza afecta a un 80 % de la población. El SE del país es una zona espacialmente deprimida. 

La Misión fue construida hace 109 años y se destinó a la atención de los leprosos, siendo la lepra una enfermedad endémica con graves secuelas médicas y sociales en dicha sociedad, ya que los enfermos son abandonados por sus familias y despreciados por el entorno, sufriendo secuelas físicas y humanas difíciles de describir. 

Para la atención sanitaria, hasta el inicio de nuestro programa en 2005, la Misión constaba de una serie de pequeños edificios en forma de casitas individuales que sólo disponen de una habitación con 2 camas, un bloque de consultas con un espacio habilitado para rehabilitación, un laboratorio rudimentario para el diagnóstico de la enfermedad, y otro bloque independiente -de construcción mas reciente- donde había un pequeño quirófano con la dotación mínima, en el que hasta nuestra llegada sólo se realizaban pequeñas operaciones con anestesia local o regional consistentes en solucionar los problemas del dolor de los pacientes con lepra. Dichas operaciones fueron efectuadas de forma ocasional por un equipo de médicos franceses.

 El bloque operatorio también dispone de 5 habitaciones, con 4 camas cada una, que fueron construidas para albergar a los pacientes operados, cuando se tuvo conocimiento de nuestra asistencia a la Misión para iniciar un programa de cirugía general, traumatología y ginecología, que hasta entonces nunca había sido desarrollado. Es necesario reflejar que la atención médica a cargo del sistema de Salud Pública de la zona se dispensa en un hospital del estado que carece de todo, y se encuentra en un estado de abandono absoluto, con unas condiciones higiénicas deplorables, donde sólo trabaja 1 cirujano sin cualificación para atender a una población de 800.000 habitantes, según nos comunicó personalmente el Delegado Gubernamental de Salud. Tampoco hay anestesista y la anestesia la realiza una enfermera sin ningún medio de seguridad.

La Misión realiza también otras labores humanitarias en forma de enseñanza gratuita a los niños abandonados o que no pueden asistir a la escuela por carecer de los mínimos medios y vivir en estado de extrema pobreza, así como les proporciona alimentación gratuita. Asimismo, las misioneras desarrollan un programa de enseñanza a las mujeres para facilitarles los conocimientos más elementales de atención a los hijos, y de las labores caseras para la optimización de los escasísimos recursos para la subsistencia diaria.

Programa Médico – Quirúrgico

Tras el envío de medicación, instrumental quirúrgico, material desechable, un monitor para dispensar con las mínimas garantías una anestesia general, un bisturí eléctrico y un ecógrafo, en agosto de 2005 el grupo de especialistas mencionado se desplazó a la Misión durante un período de 2 semanas, durante el que se realizaron 31 operaciones de diferentes patologías, algunas de las cuales se tuvieron que efectuar en condiciones dramáticas al no poderse realizar ni siquiera una simple transfusión de sangre, por carecer de los medios para ello. Afortunadamente no hubo que lamentar ninguna complicación que no fuera finalmente resuelta, gracias al gran esfuerzo realizado por el grupo médico y por todo el personal nativo no cualificado, pero que encabezados por las misioneras se desvivieron en la atención sin descanso a los pacientes operados. 

Nuestra estancia allí generó un gran impacto, pues se pudieron resolver problemas de los que, hasta nuestra asistencia, los pacientes se hubieran muerto, como seguiría sucediendo tras nuestra partida. Sin embargo, nuestra ida hizo posible el inicio de un programa de ayuda que 1 año después se tradujo en una nueva misión durante los meses de julio y agosto de 2 grupos de trabajo, por espacio de 2 semanas cada uno, lo que permitió aumentar el número de operaciones respecto al año anterior: 

34 por parte nuestra más las realizadas por el equipo dirigido por el Dr. de la Rúa -traumatólogo- al que se sumaron 2 pediatras, 1 cirujano máxilo-facial, y 2 enfermeras que adiestraron al personal nativo en labores de enfermería. Ello permitió ampliar el campo de actuación a otras especialidades. Además, con un gran esfuerzo de colaboración por parte de algunos hospitales españoles, se pudo enviar más material, imprescindible para poder ofrecer unos mínimos de atención.

Como una consecuencia inmediata de nuestra colaboración, la Comunidad de Misioneras contrató a 2 médicos nativos a quien enseñamos algunas técnicas básicas para que pudieran atender determinadas patologías en nuestra ausencia. 

En los años sucesivos y de forma ininterrumpida, los grupos encabezados por el Dr. Devesa (cirujano) de Madrid y el Dr. De la Rúa (traumatólogo) de Cádiz, realizaron sendas campañas médico-quirúrgicas por espacio de entre 12 y 15 días, durante los cuales se fueron realizando un número de intervenciones progresivamente mayor, al mejorar las instalaciones del quirófano y disponer de 2 mesas, en las que se puede trabajar simultáneamente, y asistir otros especialistas como oftalmólogos, etc., aparte de lo pediatras para atender la enorme demanda de atención en este sector tan desfavorecido y abandonado de la población.

Gracias a la colaboración de benefactores individuales, alguna Fundación, como Kalimedes, Instituciones gubernamentales, como la proporcionada en su momento por el Ayuntamiento de Alcobendas, y Hospitales donantes de diverso material, como el Hospital Ramón y Cajal (Madrid), Institut Universitari Dexeus (Barcelona), Hospital Virgen del Mar (Cádiz) y Ruber Internacional (Madrid) poco a poco se pudo ir dotando de medios el bloque quirúrgico y se construyó otro pequeño bloque, enfrente, que alberga las consultas de pediatría, cirugía, obstetricia y ginecología, 2 salas de curas, laboratorio, farmacia, sala de rayos X, habitación para el médico, habitación para la comadrona, y administración. 

Si bien lo logrado hasta ahora alcanza un valor incalculable en términos de una asistencia hasta entonces impensable, como la de realizar una serie de operaciones de cirugía general, ginecología, traumatología, oftalmología, neurocirugía de hidrocefalias y cirugía maxilofacial, entre otras, además de asistencia pediátrica para casos de malnutrición, paludismo, tuberculosis y enfermedades parasitarias ( todas endémicas), y cesáreas, las deficiencias son enormes y se requiere un esfuerzo de dotación material y humana que no se pueden afrontar sin las ayudas necesarias.

Nuestro compromiso con esa labor es absoluto y deseamos poder seguir ofreciéndolo y mejorarlo de forma racional, estableciendo las prioridades que se detallan a continuación.

Proyectos inmediatos

Nuestro proyecto actual se centra en la labor de formación y en la mejora de las condiciones de infraestructura para progresivamente poder avanzar en las necesidades sanitarias más demandantes y básicas. Para ello esbozamos el programa de acuerdo a los siguientes puntos:

1.- Programa de adiestramiento al personal sanitario y misioneras para que aprendan a asistir los partos, y de formación del cirujano y de una enfermera anestesista para realizar cesáreas. Al no existir medios para dar a luz en un centro hospitalario, no existe esa cultura y la mortalidad materno-infantil es altísima. Desgraciadamente, hemos vivido situaciones difíciles de describir, con fetos muertos a medio salir desde hacía unas horas. De no estar los ginecólogos allí en ese momento, las jovencísimas madres también hubieran muerto en las horas siguientes. Además, una de las consecuencias más dramáticas de situaciones como la descrita - en los que la madre se salve, o tras partos prolongados- es la formación de una fístula entre la vejiga y la vagina, lo que da lugar a que la mujer se orine sin control por la vagina de forma continua en cuanto llega orina a la vejiga. Esto provoca una situación de rechazo y abandono por parte del cónyuge y de la propia familia de la paciente, por el olor que desprenden y por las condiciones higiénicas a las que están condenadas a vivir si no se operan.

Durante nuestra estancia allí, hemos tenido la oportunidad de operar a varias docenas de estas pacientes, con lo que la demanda de atención por parte de las que la padecen es exponencial. Por ello, también está programado realizar un proyecto específico para atender esta patología por cirujanos especializados. Esta situación es conocida en África como la enfermedad oculta y afecta a millones de mujeres, especialmente en África negra. Como reconocimiento a esa labor desarrollada por el Dr. Devesa, la Asociación Mujeres para el Diálogo y la Educación le concedió el Premio Solidario MDE en la categoría de “Hombre que más apoya a las mujeres” en su edición de 2013. 

2.- Programa de Vacunación infantil en los niños nacidos en el Hospital, extensible al resto de la población infantil.

3.- Construcción de una sala de Partos La construcción de una sala de partos y la presencia de un cirujano ginecólogo y matrona son unos retos de primera magnitud para disminuir la incidencia prohibitiva de de mortalidad materno-infantil.

4.- Comprometer a más especialistas para que, por grupos separados, se pueda ofrecer una asistencia más continuada y periódica. Las necesidades más acuciantes se centran en la cirugía general, obstetricia y ginecología, oftalmología, traumatología, pediatría, medicina general, y enfermedades infecciosas. 

Situación actual

En el momento actual, las necesidades más inmediatas y perentorias se pueden establecer en los siguientes apartados:

1.- Contratación de personal médico: Se necesita la contratación de: -1 cirujano-ginecólogo o, mejor aún, de 1 cirujano y 1 ginecólogo  - 1 pediatra - 1 matrona

En estos momentos la labor médica la desarrollan 1 médico general recién finalizados sus estudios de licenciatura, pero sin formación especializada, y 1 médico general jubilado. Se cuenta con 1 matrona y 1 enfermero anestesista. Las propias monjas y otros enfermeros o personal auxiliar ayudan en esta labor, con escasos conocimientos, aunque se les dieron cursos de atención primaria y disponen de las guías de tratamiento de las enfermedades endémicas según los criterios de los especialistas. 

Para llevarlo a cabo, se entrega un dinero a una cuenta específica del Hospital, que destina única y exclusivamente a pagar dicho contrato y la Superiora da cuenta puntual de ello. Dados los enormes gastos que tiene la Misión en atender todas las actividades que desarrolla: mantenimiento de un poblado de leprosos rechazados por sus familias, tratamiento de nuevos casos de leprosos y tuberculosos, escuela, manutención de niños muy pobres o abandonados, talleres de enseñanza de labores domésticas y oficios, etc. los recursos económicos de los que disponen para afrontar esta otra labor asistencial son mínimos o muy limitados. El sueldo de 1 médico allí no supera los 350 € en la Sanidad Pública. Si se desea atraer a médicos para que trabajen a destajo en la Misión hay que ofrecerles más, pues tampoco tendrían otros derechos sociales como la jubilación, etc. Este tema debe ser negociado directamente con los responsables de la Misión.

2.- Mantenimiento de lo existente y sustitución del material deteriorado. Se hará una evaluación detallada de lo más urgente.

3.- Apoyo a las campañas.  Uno de los grandes problemas que nos encontramos es el alto coste de los desplazamientos individuales, dad la distancia y las dificultades del viaje. Tardamos 4 días en llegar y el coste del viaje global es de unos 2.500 € por persona.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la gente que está dispuesta a comprometerse con este tipo de labores humanitarias son gente joven y enfermeras o auxiliares clínicas que en general aprovechan sus vacaciones de verano para hacerlo y disponen de pocos recursos económicos para afrontarlos. Es fundamental que los billetes de avión y traslados en Madagascar sean subvencionados por una organización o Fundación que se haga cargo directamente con la Agencia de Viajes de sufragarlos. En todas las ocasiones que ha sido así, al regreso se emite un informe firmado y sellado por la Superiora de la Misión y Directora Médico, en la que se da fe de la asistencia y trabajo realizado por dicho cooperante. Nunca se ha aceptado ni aceptará la entrega de dinero personal.